Universitat Oberta de Catalunya

Entrevista a Ana Jiménez (Mercrominah).

En la entrada de hoy, entrevistamos a Ana Jiménez,  una artista profesional en el mundo del videojuego e ilustradora viñetista en su tiempo libre.

Candy Crush la llevó a trabajar a Suecia. Del crudo frío y el silencio de los suecos nació su faceta creativa más salvaje: Mercrominah, un alter ego en las redes sociales donde, por medio de viñetas de humor negro, crudo y salvaje, suele representar todo lo que le pasa por la cabeza.

Ana Jiménez, tras uno de sus dibujos de Mercrominah.

Cuando te preguntan sobre lo que haces como Mercrominah, ¿con qué definición te sientes más cómoda: dibujante, ilustradora, artista…?

Viñetista, humorista, dibujante, ilustradora… En el fondo me siento bien con todo menos con la palabra influencer.

Tu estilo es fácilmente reconocible. ¿El “sello” Mercrominah ha sido siempre el mismo o ha ido evolucionando? ¿Qué características crees que han ido mutando y qué crees que se ha mantenido en el tiempo?

Todo empezó cuando subí a Facebook un dibujo rápido que hice. A mí me parecía feo y sencillo, pero a la gente le gustó mucho el mensaje y el estilo.

Los que dibujamos solemos tirar, perder o gastar mucho tiempo de nuestra vida dudando en cómo hacer algo, que sea perfecto, las sombras, las proporciones… En definitiva, la mayoría de las veces buscas la perfección en tus dibujos. Yo me aburrí de todo eso. Desde entonces empecé a ponerme una norma: «Coge un boli, un papel y dibuja, tal cual, lo que salga, sin pensarlo mucho ni retocarlo». Y eso hago. Después lo fotografío, le toco los negros en Photoshop y lo subo a las redes. Tardo cinco minutos. Eso es Mercrominah: un garabato mientras hago una pausa en el trabajo. Me gusta que salga así: rápido, fresco y directo.

Tus historias cuentan escenas de la vida cotidiana. ¿Que te empuja a empezar un dibujo? ¿Tienes algunos referentes gráficos que también te influyan o te inspiren?

Soy una esponja en las conversaciones. Siempre estoy alerta, con el piloto encendido ante cualquier situación, conversación o escena y, si me inspiro, rápidamente lo apunto.

La gente que me conoce ya sabe que siempre estoy en ese estado y siempre que me cuentan algo me dicen: «Cabrona, esto luego no lo pongas en una viñeta». Y si no surge, abro las redes sociales, que son una gran fuente de inspiración.

¿Cómo es el desarrollo del proceso creativo? ¿Qué parte de tu trabajo como ilustradora realizas en papel y qué parte en digital? ¿Qué opinión te merecen las nuevas herramientas de ilustración digital (tabletas y demás)?

Mercrominah es puramente trazo hecho con un boli negro de punta muy fina y un papel de gramaje grueso. Eso me supone tener mil papeles, libretas y un gasto enorme en bolis y material, pero merece la pena.

Si te digo la verdad, trabajo en el mundo digital porque me pagan por ello, pero en mi ocio he vuelto a retomar los bolis y el papel porque me parece más fresco y porque tengo la sensación de que con el mundo digital perdemos más tiempo en la forma que en el mensaje. Mi intención no es hacer el mejor dibujo, sino transmitir el mejor mensaje.

La crítica es algo constante en tu trabajo. ¿Qué ventajas crees que tiene hacer crítica desde la ilustración?

Personalmente, desde que surgió esta faceta mía en las redes, puedo decir de manera graciosa lo que pienso, lo que no me parece bien, mis quejas, vomitar sinceridad… A la gente le gusta porque lo disfrazo con el humor y eso me ha traído muchas cosas positivas.

Desde que hago esto siento como si me hubiera abierto al mundo. No hay nada por lo que pueda avergonzarme y, de haberlo, lo mastico, lo medito y luego lo plasmo en una viñeta. La mejor terapia es reírse de uno mismo.

En tu obra el humor suele estar muy presente y por medio de él te atreves a tocar temas controvertidos. Pero tienes algún tema “prohibido”? ¿Dibujando has descubierto algún tema tabú para ti? ¿Imaginar que lo que dibujas va a circular por las redes te “autocensura” de alguna manera?

En principio, no tengo ninguna autocensura, pero hay temas que simplemente me aburren… Temas como política, banderas u otros que puedan generar rivalidades. Simplemente porque yo hago humor y, a veces, me aburre ver como la gente se pelea entre ella después de mi viñeta. En el fondo solo busco una cosa: que te rías.

En ocasiones me he autocensurado, sobre todo por temas de trabajo. Creo que solamente lo he hecho dos veces y guardo esas viñetas, que algún día saldrán a la luz.

Intento que la rabia no pueda con la ironía. La venganza también es muy poderosa y, hasta ahora, me autocensuro con ese tipo de cosas. Malos días los tenemos todos. Y en cuanto a las redes, creo que no soy totalmente consciente de a toda la gente a la que llega ese mensaje. A veces, de verdad que me sorprende.

¿Qué repercusión crees que han tenido las redes sociales en tu trabajo y el campo de la ilustración en general?

Creo que desde que ha surgido todo esto, la gente ha redescubierto mi parte creativa. Cuando llevas muchos años dedicándote al dibujo o a la creatividad de manera profesional para otros, tú mismo te olvidas de lo que puedes hacer, te limitas, etc. 

Las redes sociales me han abierto al mundo, a enseñar mi trabajo a personas desconocidas e incluso conocidas. Solemos guardar los dibujos en libretas y no queremos que nadie los vea: es una pena.

¿Cuál de ellas consideras que funciona mejor?

Yo uso Instagram, para mí es la que mejor funciona. Es la más sencilla y directa.

¿Cómo te relacionas con tu publico? ¿Qué tipo de relación tienes con ellos? ¿Cómo usas y gestionas las redes en ese sentido?

Desde que empezó a crecer mi público, a veces me gustaría poder contestar más a todos esos mensajes que recibo cada día, pero ahora se me está haciendo realmente imposible. Hay mensajes que me han alegrado realmente el día, gente que te anima, gente que te apoya a diario, gente que te da las gracias por hacerles reír al menos unos minutos porque están pasando un mal momento, gente que me para en la calle… Es alucinante. La gente te anima a seguir con esto, es realmente un chute de adrenalina y te da gasolina para seguir trabajando en este campo.

¿De entre tus trabajos, menciónanos uno del cual te sientas especialmente orgullosa y uno con el que hayas disfrutado mucho?

La verdad es que si tengo que escoger algo de todo esto es mi fanzine Manuale d’Amore. Lo hice cuando surgió Mercrominah, mientras vivía en Estocolmo. Era mi vitamina y mi motivación para superar el frío invierno y la falta de luz. 

Si lo lees quizá no sepas todo lo que esconde, pero para mí son recuerdos de mi vida amorosa, sobre todo un sentimiento y sobre las ganas de decirle al mundo: «¡¡Soy treintañera, estoy soltera y mola que te cagas!!». Es una rebelión personal hacia toda esa gente que te dice que para ser feliz tienes que tener pareja. Es necesario estar solo en algún momento de la vida, es realmente brutal.

Lo más gracioso de todo esto es que acabé el fanzine enamorada de ese capullo de Tinder que rondaba una y otra vez por mi vida. Y aquí está, tres años después, sentado en mi sofá.

¿Cuál es el secreto para que un trabajo sea exitoso?

No sabría qué decir ante esto porque he estado muchos años intentando dibujar en casa por ocio, y no salía. He tardado treinta años en poder salir de las normas que uno mismo se pone, de tabús, de esa maldita inseguridad que te frena. 

Desde que soy Mercrominah estoy más feliz en mi trabajo y en mi vida, porque, por fin, sé que en mi trabajo me pagan por lo que me piden y en Mercrominah hago lo yo quiero. Y cuando todo eso lo pones en su sitio es maravilloso.

¿Podrías citar alguno de tus referentes, compartir algún consejo o reflexión con otros dibujantes e ilustradores?

No te sabría decir grandes ilustradores o dibujantes, yo suelo ser más fanática del mensaje. Me flipan Javirroyo, Querido Antonio, Molg H., Miguel Noguera, Mr. Bingo, Morbix, Aymanuemanue, Monstruo Espagueti, etc. 

Me encantaría ponerlos a todos ellos juntos en una coctelera e irme de fiesta con ellos. Me gusta la gente rara, discreta y directa como yo.

¿Cuáles son tus proyectos futuros?

Por fin estoy haciendo un libro en mayúsculas, de los de verdad. De esos que puedes comprarte paseando, de esos que huelen a papel rígido. Saldrá este año y es un poco como la sensación de la maternidad: tengo una mezcla entre pánico y emoción. 

Seguir flipando con todo esto, muchos más talleres con gente, más libros, más viñetas… Lo que surja. Yo me apunto a todo.


Cita recomendada: MOSAIC. Entrevista a Ana Jiménez (Mercrominah). Mosaic [en línea], marzo 2019, no. 169. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n169.1916.

Ana Jiménez

Estudió Diseño Gráfico en la Escola Superior de Disseny (ESDi) y cursó un máster de Creación de Videojuegos en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Después de estar seis años en el mundo del juguete, en empresas como IMC Toys y Diset, hizo un cambio de trayectoria profesional hacia el mundo del videojuego. Trabaja en King desde hace seis años. Además, es profesora en el máster de Creación de Videojuegos de la UPC, colabora con sus viñetas en diversos ámbitos —en el canal Comedy Central España, entre otros— y está a punto de sacar un libro con la editorial Penguin Random House.

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