“Gran parte del diseño está creado para alto nivel, para la parte superior de la pirámide. Y nosotros nos divertimos tanto o más cuando diseñamos objetos que están en las tiendas de uso cotidiano”.
Mosaic: Cuéntanos un poco cómo nació Smart Design, cuál ha sido la evolución de la compañía y su visión acerca del diseño.
Dan Formosa: Comenzamos Smart Design un par de años después de habernos graduado de la universidad. Asistí a una escuela de diseño con varios amigos y después de haber terminado los estudios, comenzamos a reunirnos y a trabajar juntos en la ciudad de Nueva York. Comenzamos de manera muy informal, básicamente con gente que éramos amigos. En ese entonces, nos resistíamos a trabajar con las compañías de diseño establecidas. Hay muchas compañías de diseño en Nueva York. Creo que la razón de esto reside en el hecho de que nacimos en los años cincuenta y fuimos niños en los sesenta, una generación bastante radical. Y cuando fuimos a la universidad en los setenta teníamos la visión de que el diseño debería tratar más acerca de las personas y acerca de la reforma social. Había mucho activismo en esos años y salimos de la escuela pensando en que realmente debíamos crear cosas que hicieran la diferencia. Así que por lo menos pensábamos esto cuando empezamos a trabajar en Smart Design. Y desde el comienzo mantuvimos la actitud de que el diseño tiene que ver más con la gente que con las cosas. Muchas de las compañías de diseño establecidas se centraban en los objetos físicos. Había muy pocos diseñadores que buscaran o que intentaran entender a las personas, físicamente, o que intentaran entender la ergonomía, la biomecánica, la psicología o los aspectos sociales del diseño. Había muy poco de esta visión. No sólo entre los diseñadores. Nosotros empezamos a trabajar con otros profesionales, con otras facetas de la experiencia humana. Cuando comenzamos Smart Design éramos un grupo pequeño de personas y entre nosotros compartíamos la actitud de abordar esta visión a través del diseño.
Mosaic: Estos fueron los inicios de Smart Design…
D. F: Sí, así nació. Años después le pusimos el nombre de Smart Design. Uno de nuestros primeros proyectos consistió en diseñar una línea de gafas de sol. Una de las primeras cosas que nos preguntamos fue cómo diseñar estas gafas para que ajustaran al máximo número de personas –el tamaño, por ejemplo-, cómo debíamos fabricarlas para se que ajustaran a sus ojos y les hiciera sentirse cómodas. Nos dimos cuenta de que para esto no sólo debíamos entender los principios básicos de la antropometría de la cabeza y de todos sus ángulos. El rostro es muy difícil, geométricamente, es muy complejo. Pero también queríamos saber qué elementos resultaban confortables. Así que por ejemplo podíamos calcular cuán ancha es la cabeza, pero también queríamos saber qué elementos sientan bien a las personas: ‘¿es muy ajustado o muy suelto?, ¿cuándo se siente seguro?’. Así que hicimos una combinación. Realizamos una investigación ergonómica bastante amplia. Pero no sólo nos basamos en este aspecto, sino también en psicología, en otros elementos que tuvieran que ver con la seguridad, la comodidad y la protección. De hecho pudimos ajustar a una mayor cantidad de personas que cualquier otra compañía de gafas de sol. Una vez que terminamos este trabajo, el resultado fue un diseño muy flexible, que se podía transformar en distintos estilos de moda. Pero en vez ceñir a cuatro de cada 10 personas, que era lo que la mayoría de compañías estaba haciendo, nosotros encajábamos de un 70% a un 80%. Así que estábamos doblando el número de personas a las que nos dirigíamos. La idea era que el diseño debía ser para todos y desde los años ochenta manteníamos esta filosofía.
Mosaic: ¿Cuál ha sido vuestra estrategia para no caer víctimas de las grandes corporaciones de diseño?
D. F.: Actualmente hay muchas personas trabajando en Smart Design. Así que la estrategia es pensar como un grupo pequeño de diseñadores y no convertirnos en una gran corporación. Debemos ser espontáneos, innovadores y parte del truco es que mientras los grupos se hacen cada vez más grandes, la dinámica cambia. En Smart Design trabajan diseñadores industriales, diseñadores gráficos, diseñadores de comunicación, diseñadores de interacción, ingenieros, pero el mejor proyecto tiene lugar cuando todas estas disciplinas se difuminan. Cuando los diseñadores gráficos están pensando en el producto, cuando los ingenieros están pensando en los gráficos y cuando los que participan en el proyecto tienen una visión general de todos los elementos implicados, ya que finalmente el destinatario será el usuario o la persona que utiliza el producto, y su experiencia dependerá de la combinación de todos estos elementos.
Mosaic: ¿Esta estrategia en qué consiste: en una coordinación de todos estos campos o surge por intuición?
D. F.: Nosotros siempre hemos realizado nuestra propia investigación. Desde que éramos un grupo pequeño teníamos en cuenta tanto la cuestión del diseño como la realización de nuestra propia investigación. Esto significa que salíamos de la oficina a la calle, observábamos a la gente cocinar en sus cocinas, cómo trabajaban, visitábamos las tiendas…Lo realizábamos todo por nuestra cuenta. Nunca dependimos de ningún grupo de mercadotecnia para que nos señalara qué estaba haciendo la gente y que luego preparásemos un informe, una fotografía o algún vídeo. Éramos muy activos. Desde el comienzo mantuvimos esta actitud. A menudo nos visitaban grandes compañías con sus proyectos y tenían una definición muy específica del usuario medio. Y nos decían ‘el usuario medio es éste y utiliza este producto tantas veces al día, tiene esta edad, dos niños…’, ellos estaban muy orgullosos de su definición, de especificar concretamente al usuario medio.
Mosaic: Y esto representa el 40% de la población.
D. F.: Eso está bien, pero no nos preocupamos por la persona media. Nos preocupamos por los extremos. Para objetivos comerciales tal vez tengamos en cuenta al usuario medio, pero para el diseño debemos tener en cuenta a la persona más alta o más baja, al más rápido o al más lento.
Somos muy firmes en cuanto a que el diseño se ajuste a los extremos. Y no sólo esto: cuanto más forcemos los extremos, podremos llegar a una mayor cantidad de personas. De nuevo, se trata de una cuestión de responsabilidad social, de no alienar a nadie. Gran parte del diseño está creado para alto nivel, para la parte superior de la pirámide. Y nosotros nos divertimos tanto o más cuando diseñamos objetos que están en las tiendas de uso cotidiano, que están en las calles, de menor coste que el diseño de alto nivel. Es lo que nos va.
Mosaic: ¿Todavía estáis en la posición de controlar vuestro trabajo?
D. F.: Tenemos mucho y muy buen trabajo actualmente. Creo que se debe al enorme empuje que tenemos hoy en día. Desde muy temprano fuimos partidarios del tema del diseño universal, que el diseño debe ser para todos. Parte de diseñar para las personas significa que hay que tener en cuenta tanto a las personas diestras como a los zurdas. Las personas zurdas son las que se llevan la peor parte. En un comienzo llamamos a nuestra oficina “Smart Design, personas diestras y zurdas”.
Pero para nosotros ha sido muy difícil convencer a nuestros clientes de que necesitamos diseñar para los extremos. Y la gente, las compañías, se han vuelto más sensibles sobre este asunto desde finales de los ochenta. En ese entonces era una acción bastante arriesgada de llevar a cabo. Pero estábamos muy felices de hacerlo. Diseñar productos de esa manera significaba una actitud muy diferente a la del resto. Para nosotros esto era muy alentador, ya que tenía bastante éxito. Y a partir de ahí todo el concepto del diseño universal salió a la luz.
Mosaic: ¿Desde entonces estáis trabajando en temas de accesibilidad?
D. F.: A finales de los setenta existía un decreto en los Estados Unidos que proclamaba que las personas con discapacidad necesitaban protección legal. Y cuando iba a la universidad había un movimiento que reclamaba la construcción de edificios accesibles y a que se tuvieran en cuenta las rampas. De hecho esto se convirtió en una norma federal, ya que los arquitectos no estaban contentos de llevarlo a cabo. Esta norma fue dictada por el gobierno de Estados Unidos, y los arquitectos estaban enfadados. En los sesenta y setenta se estaban produciendo tantas reformas sociales. En los Estados Unidos hubo el Movimiento por los Derechos Civiles. Y después a comienzos de los setenta se produjo la eclosión del movimiento feminista. Todas las personas deben ser tratadas en el mismo plano de igualdad. Y éste fue el pensamiento que hemos querido reflejar a través del diseño.
Actualmente se está produciendo un enfoque muy interesante. Nuestra compañía es muy conocida por el tema de ergonomía y por trabajar para discapacitados. Pero uno de los temas que estamos abordando hoy en día es diseñar mejores productos para las mujeres, ya que las mujeres se ven obligadas a adaptarse a la sensibilidad masculina. Y esto trae enormes oportunidades, porque muchas compañías se están dando cuenta de no que están conectando con las mujeres tanto como podrían. Tomemos por ejemplo la electrónica de consumo. Si visitas uno de estos establecimientos, de inmediato sientes como… ¡testosterona!
Mosaic: ¿Apple puede ser un ejemplo de lo que decías anteriormente?
D. F.: Apple está realizando un gran trabajo, porque no sólo sus productos están bien diseñados sino porque también sus tiendas son muy diferentes a las de la mayoría. Lo maravilloso de Apple es que ellos mantienen el control sobre el ambiente de compras.
En los Estados Unidos, las grandes tiendas de electrónica, como CostCo o Circuit City, son infernales. Son espeluznantes para todos. Pero ellas proporcionan especialmente una experiencia horrible para las mujeres. Estas tiendas están diseñadas desde un punto de vista masculino. Tal vez deberíamos retroceder a la gente que las desarrolla. Históricamente este campo ha sido dominado por los hombres, lo mismo pasa con la ingeniería. Así que si incluso observásemos que toda la percepción del diseño ha evolucionado desde un punto de vista masculino, ahora mismo estamos en la situación en la que no estamos haciendo nada para desarrollar mejores productos para las mujeres. Y no sólo me refiero a las universidades sino a todo el campo del diseño. No sólo debemos diseñar mejores productos para ellas y pensar en cómo lo haremos, sino que además debemos repensar la totalidad del enfoque del diseño, ya que la metodología de esta disciplina ha sido desarrollada por una mentalidad masculina. Existen muchas sensibilidades masculinas a las que las diseñadoras deben adaptarse. Y esto resulta tan generalizado que no nos damos cuenta de que es así. Necesitamos dar un gran paso atrás y pensar ‘esta no es la manera en que una mujer enfocaría este proyecto’.
Entrevista con Emmanuelle Restrepo (Fundación SIDAR)
Cita recomendada: RODRÍGUEZ, René; CÓRCOLES, César; GIMÉNEZ, Ferran y MONJO, Tona. Dan Formosa. Mosaic [en línea], enero 2008, no. 62. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n62.0804.