Universitat Oberta de Catalunya

Festival OFFF: Hacia un cambio de modelo – Parte II

Parte II: Onclick, NoDomain, Joshua Davis vs. Neville Brody y Graffiti Research Lab

La jornada del viernes comenzó con el tema de conversación que más dio de sí durante el festival: la actuación, informal y divertida, de los chicos de Graffiti Research Lab en la Plaça del Macba durante la noche anterior. El ejercicio, que se repetiría con mayor seguimiento la noche del viernes, consistía en la proyección de una serie de graffitis virtuales en un edificio escogido para la ocasión.

Onclick

La jornada del viernes comenzó con la presentación de los chicos de OnClick, el estudio vasco que al que este año se la había encomendado la tarea de realizar el sitio web del festival. Los integrantes de esta agencia de diseño, todos bastante jóvenes, cuentan con el orgullo de haber conseguido una serie de clientes de cierta importancia encandilándolos con lo que más les gusta hacer: la construcción de un pequeño mundo virtual, The Ink Quest, realizado en Flash donde, a modo de ejercicio de estilo, OnClick da rienda suelta a sus pasiones, sus filias y sus fobias. A partir del reconocimiento que aquel ejercicio comenzó a tener en el sector profesional, y atraídos por la estética joven, roquera y contestaria de los trabajos de OnClick, marcas de la talla de Converse y Xbox, así como diversas productoras cinematográficas (estos chicos son responsables de los sitios web de películas como La Promesa o 7 Vírgenes), comenzaron a encargarles trabajos donde poder emplear grandes dosis de creatividad.

NoDomain

La intervención de los mexicanos NoDomain arrancó un buen número de aplausos. No en vano son los responsables de algunas de las videoproyecciones más fascinantes vistas nunca en festivales de música como Sónar. NoDomain entienden la videoproyección como una oportunidad para homenajear a los artistas que ilustran y, al mismo tiempo, como un gran lienzo en blanco sobre el que ir construyendo mientras el artista realiza su actuación. En este sentido, NoDomain firmaron hará un par de años un trabajo que entusiasmó durante la actuación del canadiense Kid Koala en el festival Sónar: la idea fue ir dibujando y animando elementos a tiempo real mientras el artista realizaba su actuación. De ese modo, NoDomain apuestan fuerte por la sensibilidad y las emociones despertadas en ellos por la persona con la que trabajan y firman con éxito una apuesta que nunca deja de ser de riesgo en la medida en que se realiza en tiempo real.

Joshua Davis + Neville Brody

Pero la intervención más esperada del día fue, sin duda, la pequeña charla que había programada entre el norteamericano Joshua Davis y el inglés Neville Brody. Teniendo en cuenta que ambos son nombres de gran alcance mediático en su sector (por decirlo de algún modo, podrían ser Zidane y Ronaldinho, o Mick Jagger y Joe Strummer), no es difícil entender por qué el auditorio del CCCB presentaba un lleno absoluto y por qué el público aplaudía entusiasta ante cualquier comentario, por breve o intrascendente que fuera, de ambos diseñadores.

Entre lo poco que pudimos sacar claro, hablando en términos estrictamente referidos al mundo de la cultura digital, entre tanta broma, guiños al público y diversas distracciones, se encuentra el hecho de que Joshua Davis está tan interesado en el concepto de “arte aleatorio” que llegó a confesar haber introducido una obra suya en un horno a 200 grados ‘para ver qué pasaba’. De esa filosofía nacen algunos de los proyectos que le han hecho famoso, como la colaboración con el gran desarrollador de software Ben Fry, que dio lugar a un buen número de composiciones aleatorias e irrepetibles que aún hoy sigue generando Joshua Davis para todas las galerías de arte que lo solicitan.

Por su parte, Neville Brody demostró tener también un carácter contestatario, inconformista, cargado de energía, pero mucho más organizado (o mejor, menos caótico) que el de Davis. Los (pocos) trabajos que nos enseñó tienen un carácter más tranquilo y reposado.

Graffiti Research Lab

Mención aparte merecen los chicos del Graffiti Research Lab (GRL), pero no por el contenido de su presentación en el festival (que, en el fondo, ya conocíamos todos los que habíamos pasado por ahí), sino por lo sorprendente de los proyectos que presentaron y mostraron al público durante todo el evento en la sala habilitada para demostraciones.

Se trata de un par de proyectos que seguramente ya conozcan. El caso de los LED Throwies demuestra cómo un uso ingenioso de una tecnología más que asimilada puede dar lugar a un éxito más que rotundo. Conscientes de sus posibilidades, los norteamericanos han puesto de moda los LEDs de colores gracias a su sencilla idea de unir un LED con su correspondiente pila a un imán que permita acoplarlos en superficies metálicas. Quizá recuerden el caso de la polémica surgida en Boston a raíz de la aparición de unas figuras formadas por LEDs en las calles de la ciudad. Bien, no fueron ellos los responsables de la acción que puso en jaque a la policía de la ciudad, sino una agencia de publicidad que había tomado la idea en una de las charlas donde GRL explicaban sus usos de la tecnología.

Pero el proyecto de GRL que realmente levantó expectación fue precisamente el que da nombre a este grupo de jóvenes norteamericanos. Un proyector de gran potencia señala un área proyectada sobre un edificio (grande, liso) y con el software diseñado por GRL y un puntero láser cualquiera puede escribir (virtualmente, claro), su propia firma o mensaje sobre el edificio. Una práctica que reivindica la cultura urbana surgida en los años 80 en el corazón de Nueva York y que ahora se actualiza de un modo realmente transgresor y que, además, es mucho más respetuoso con los elementos urbanos con los que se interactúa.

El caso es que los chicos de GRL pasearon su invento por las calles del centro de Barcelona durante la noche del viernes, acompañados por un nutrido grupo de asistentes al festival y otros espontáneos que disfrutaron enormemente escribiendo sobre los edificios y conociendo a los miembros del GRL. Lástima que una intervención uniformada casi acaba con los artistas y su material de trabajo entre rejas ante la denuncia policial de “celebración de un espectáculo público sin permiso” que se interpuso contra el GRL. Por suerte, el tropiezo quedó en una multa que salvó al festival OFFF de perder momentáneamente la parte de su programación que más había dado que hablar hasta el momento.

Introducción (César Córcoles)

Parte I: Mario Klingemann, Stamen Design y Robert Hodgin (César Córcoles)

Parte III: James Victore, John Maeda y Takagi Masakatsu (René Rodríguez)


Cita recomendada: ALBALADEJO, Carlos. Festival OFFF: Hacia un cambio de modelo – Parte II. Mosaic [en línea], mayo 2007, no. 57. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n57.0722.