Introducción
La lista de festivales de gran público de Barcelona hace tiempo que ya no es Sónar, Primavera Sound o Summercase. Desde hace unos años se les ha añadido OFFF: el festival de cultura digital cada vez toma más características de sus parientes musicales. Con el tiempo, el Offf se ha convertido en un festival masivo, inundado por turistas más o menos culturales y “fashion” que aprovechan la excusa para pasarse un fin de semana largo en Barcelona, convergiendo sobre la Ciudad Condal desde todos los puntos de la geografía europea, primero, y mundial, cada vez más.
El éxito de público de la propuesta es innegable. El cartel de “no hay entradas” colgaba (virtualmente, claro) de la taquilla desde hacía semanas. El auditorio del CCCB se quedaba pequeño para acoger a los asistentes, que rebosaban de las sillas a los espacios reservados al tránsito de personas hasta convertir la sala en el hormiguero habitual de un concierto. También es indiscutible la calidad del cartel: Joshua Davis de charla con Neville Brody, Hillman Curtis abriendo, el mismísimo John Maeda el sábado… Las grandes estrellas de los campos del diseño web, los motion graphics, el arte digital (o, al menos, una cierta parte del arte digital) y demás disciplinas digitales ya tienen en la agenda que cada mayo hay que peregrinar a la Casa de la Caritat de la capital catalana, a hacer la presentación de turno o, cuando no se cabe en el cartel, a hacer acto de presencia y un poco de networking, que a veces hay que romper los límites de la virtualidad.
Cambio de modelo
Y ese éxito desvirtúa –inevitablemente, por mucho que lo intente evitar la organización– la filosofía original del invento. Los primeros Offf eran una combinación de clases magistrales y talleres, una manera de acceder a los conocimientos y las maneras de hacer de los maestros del campo. Pero es difícil compatibilizar esa propuesta, tan interesante como complicada de organizar y digerir, con el éxito masivo de público. Y es que cuando entran 500 personas a una sala, la comunicación de contenidos se vuelve complicada y es mucho más sencillo dejarse llevar por el discurso “rock star”: me subo al escenario, os cuento lo genial que soy y os enseño esas cosas tan impresionantes que he hecho desde la última vez que pasé por aquí. Eso sí, si alguien se interesa por el proceso creativo, por los problemas surgidos, por las nuevas soluciones ideadas… lo sentimos, no es aquí. Se trata, muchas veces, de conseguir el aplauso del público, más que de ilustrarle. Uno se queda con la impresión de que habría sido más fácil y cómodo acceder al book en línea del presentador que hacerse, casi a codazos, con una silla para presenciar la sesión en directo.
A veces, la paradoja se hace dolorosamente obvia. Es el caso de Graffitti Research Labs: unos señores que explican una anécdota contra agencias de marketing a un público que, en buena parte, aspira a trabajar algún día en una de esas agencias… y el público aplaude a rabiar. Contradicciones, todas las que hagan falta. Que no quiere decir que el festival sea malo –nada más lejos de la realidad– sino que el Offf de los últimos años se aleja cada vez más de la propuesta inicial. Sí quiere decir, eso sí, que la organización debe lidiar ahora con problemas diferentes a los de los primeros años: el Offf ya es un festival de reconocido prestigio y no hay que venderle al orador lo importante que es desplazarse a Barcelona. A cambio, la infraestructura es cada vez más complicada de montar. Y se nota. Y es que si no es de recibo que un festival de cultura (digital, pero cultura) tenga problemas de espacio, menos lo es que la red de acceso inalámbrica esté más saturada aún, pero lo que no es admisible es que el presentador de turno sude la gota gorda porque a tres minutos del inicio de la presentación no tiene el acceso a la red que necesita para su presentación. Hay cambio de modelo en el Offf, se veía llegar desde hace tiempo. Ahora sólo falta asumirlo y actuar en consecuencia.
I: Mario Klingemann, Stamen Design y Robert Hodgin (César Córcoles)
II: Onclick, NoDomain, Joshua Davis vs. Neville Brody y Graffiti Research Lab (Carlos Albaladejo)
III: James Victore, John Maeda y Takagi Masakatsu (René Rodríguez)
Cita recomendada: ALBALADEJO, Carlos; CÓRCOLES, César y RODRÍGUEZ, René. Festival OFFF: Hacia un cambio de modelo – Introducción. Mosaic [en línea], mayo 2007, no. 57. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n57.0719.