Rodrigo Pizarro estudió Ingeniería Informática en la UPC. Desarrolló su carrera como programador hasta que empezó su doctorado en Psicología en el laboratorio EventLab de la UB. Su investigación consistió en estudiar la percepción del tiempo dentro de la Realidad Virtual. Después de terminarlo empezó un MBA en ESADE, y actualmente trabaja en InflightVR, una startup que ofrece una solución de entretenimiento dentro de vuelos basada en la Realidad Virtual.
¿Cómo ha sido tu trayectoria hasta el momento?
Desde una edad temprana me fascinaron las posibilidades que me brindaba la informática. Creé mi primer juego en las aulas de programación en la escuela, con un lenguaje muy sencillo, “el Logo”, destinado a la educación. Más adelante, ya en secundaria y bachillerato, otro de mis proyectos fue programar mi calculadora para simplificar los cálculos en matemáticas y física. Esos pequeños proyectos me encarrilaron para dedicarme a la programación y así entré en la Facultad de Informática de Barcelona. Después de unos años trabajando dentro del mundo de la programación tuve la oportunidad de unirme a un laboratorio de investigación donde, además de programar, pude completar un doctorado en psicología. Al acabar esa etapa, me planteé dar un salto y aprender sobre el mundo de los negocios, y actualmente estoy cursando un MBA en ESADE.
¿Cuándo empezaste a sentirte atraído por el mundo de la Realidad Virtual (RV)?
Gracias a una película: El cortador de césped. En esa película el personaje empieza a desarrollar habilidades extraordinarias gracias a experimentos en los que se usa la RV. Me fascinó el concepto de poder vivir una experiencia completamente paralela, sin límites, y desde entonces tuve esa tecnología metida en la cabeza. Más adelante, ya estudiando en la facultad de informática, tuve la oportunidad de visitar el centro de RV de Barcelona y volví a apasionarme por esa tecnología. La combinación de dificultad y desafío técnico, con la creatividad que requiere generar contenido para RV, me resultó muy atractiva. Sin embargo, tuve que esperar unos años para poder trabajar con ella.
Sabemos que has estado desarrollando parte de tu actividad en el mundo de los videojuegos. ¿Crees que la RV tiene realmente potencial en este campo?
Definitivamente. La capacidad de inmersión que genera la RV la convierte en un entorno ideal para los videojuegos. Una de las maneras de explicar la RV que para mí mejor describen el salto cualitativo que supone es la siguiente: en un juego tradicional, si nos encontramos con un enemigo agresivo de 10 metros de altura sabemos que estamos en peligro. En cambio, en RV, cuando nos encontramos con ese enemigo sentimos que estamos en peligro. Esa es la diferencia fundamental, que gracias a estar inmersos en el mundo virtual, experimentamos sensaciones a un nivel subconsciente, casi primario, y naturalmente incomparable con otros medios.
Sin embargo, la llegada de la RV a las masas es demasiado reciente. Los creadores necesitan tiempo para experimentar qué funciona y qué no. Es un medio de mostrar contenido al usuario completamente distinto, con un potencial y una manera de explicar narrativas distinta. Por lo tanto, adaptar juegos y mecánicas existentes a RV no aseguran entretenimiento. En RV funciona el hacer pasar al usuario por zonas muy estrechas, enseñar acantilados, cambiar las escalas. En general, generar ese tipo de sensaciones de ansiedad, claustrofobia, libertad, calma… o incluso cambiar las leyes de la física, mientras que, en cambio, puzzles tradicionales o narrativas entre personajes no son necesariamente atractivas. Es un cambio de mentalidad muy grande. Y mientras los estudios de videojuegos no vean una base suficiente de usuarios, no apostarán los recursos necesarios para entender del todo este medio. Es la historia del huevo y la gallina. Y hay otro factor a tener en cuenta, y es que empiezan a aparecer soluciones comerciales para la realidad aumentada, la gran competidora de la RV.
¿Cuándo decides empezar a investigar sobre la relación entre la neurociencia y la RV?
Tuve mucha suerte, porque encontré un puesto de trabajo en el EventLab, un laboratorio puntero donde hacían este tipo de investigación y necesitaban a gente capaz de desarrollar experimentos en RV. Empecé en 2012, primero como desarrollador y más adelante como investigador también. Gracias al apoyo de Mel Slater, director del EventLab, pude llevar a cabo mi carrera dentro de la RV.
¿Hasta qué punto crees que la neurociencia se puede beneficiar de la RV?
La RV es una herramienta como muchas otras. Tenemos, por ejemplo, electrodos con los que leer impulsos eléctricos generados en el cerebro, o emisores de pulsos magnéticos que generan estímulos en regiones cerebrales. La RV, a su vez, nos abre las puertas para investigar sobre la neurociencia, y se pueden resumir, a grandes trazos, cuatro líneas de experimentos donde esta tecnol
Por ejemplo, se ha investigado sobre las reacciones en situaciones violentas, como una discusión en un bar que acaba a empujones, y cuál es el comportamiento de los individuos en ese momento de tensión. O se ha replicado el famoso experimento de Milgram, donde los participantes debían aplicar descargas de corriente a un voluntario, que en este caso era virtual, cuando respondía a preguntas de manera equivocada. Estos experimentos serían imposibles de aplicar en la realidad desde el punto de vista ético.
La segunda línea es un conjunto de estudios con un gran interés científico y social que sólo se pueden ejecutar gracias a esta tecnología, dirigidos a alterar algunos aspectos de la personalidad. Por ejemplo, hay diversos estudios sobre los efectos que produce en el comportamiento el tener un cuerpo completamente distinto. En varias ocasiones se ha observado que la manera de actuar se ve alterada cuando un individuo entra en un mundo virtual donde su cuerpo es de otra raza, y se ha observado una reducción significativa de la parcialidad racial subconsciente después de estas experiencias.
La tercera explora las consecuencias de alterar el mundo que experimentamos dentro de la RV. Desde alterar las leyes de la física, viajando en el tiempo, hasta alterar nuestra escala o nuestro punto de vista y observarse a si mismo desde una perspectiva en tercera persona, o incluso ponerse en el punto de vista de un personaje conocido, como Freud.
Por último, dentro de la ciencia es muy importante poder replicar de una manera fiable los estímulos que se emiten al participante. Desde este punto de vista, la RV es una herramienta muy potente para la neurociencia, porque permite controlar perfectamente el entorno de cada experimento.
Uno de los proyectos en los que has participado como investigador del EventLab es el de Conversations between self and self as Sigmund Freud ¿Cómo funciona? ¿Cuáles fueron los resultados?
En este experimento el objetivo era observar si el cambio de cuerpo para pasar a ser una persona reconocida por su talento intelectual tenía algún impacto en los participantes. Escogimos Sigmund Freud después de sondear en una encuesta cuáles eran los personajes con esa característica que venían a la memoria.
Antes de empezar el estudio, realizábamos un avatar virtual del participante generado a partir de un escáner 3D. Durante el experimento, los participantes se encontraban en una habitación donde enfrente tenían una mesa con un panel que mostraba las instrucciones, y más adelante había otra persona. A los lados tenían un espejo, con lo que podían ver con claridad cómo movían su avatar. Lo que les pedimos a los participantes fue que explicasen un problema personal a la persona que tenían enfrente, que podía ser Sigmund Freud, o podía ser una copia de su avatar, según la condición experimental en la que estuviera el participante. Una vez explicado el problema, pasaban a la perspectiva de la otra persona y escuchaban como describían su problema. Una vez escuchado, se les pedía que dieran un consejo para ese problema, y una vez dado el consejo volvían a escucharlo desde la perspectiva de su avatar original. este intercambio de perspectivas se podía dar múltiples veces, hasta que el participante decidiese concluir.
En los resultados pudimos observar que hubo un incremento general del estado anímico, independientemente de la condición. Esto podría deberse a que habían podido observar su problema desde una perspectiva en tercera persona. Sin embargo, aquellos participantes que se dieron consejos como Sigmund Freud salieron con mejor humor, indicando que la apariencia del cuerpo virtual tiene en efecto un impacto sobre el comportamiento.
Este resultado no sólo está en consonancia con otros estudios anteriores, sino que tiene trascendencia científica. Basándose en este estudio, otros podrán profundizar en qué otros aspectos se puede influenciar el comportamiento, o incluso crear un tipo de terapia basada en este principio.
Otro de los proyectos en los que has participado tenía como objetivo dar la posibilidad a un sujeto, mediante una situación creada con la RV, de hacer un viaje en el tiempo. ¿Qué nos puedes contar de ese trabajo?
La pregunta que nos hicimos fue “y si pudiéramos viajar en el tiempo, ¿cómo reaccionaríamos?”. Esta pregunta vino después de que en un experimento anterior que involucraba una situación violenta, varios participantes mostraron un sentimiento de culpa y escribieron preguntando si podían haber hecho algo distinto. La reflexión fue que en RV no hay límites físicos, con lo que se les podía dar a los participantes una segunda oportunidad. Así que formamos un equipo con la universidad de IDC Herzliya en Israel, para colaborar en hacer realidad esa idea.
Diseñamos una situación similar a la del experimento anterior, donde los participantes veían cómo un avatar empezaba a disparar a un grupo de 5 personas desde un ascensor. En ese momento, el participante podía apretar un botón que encendería el ascensor y haría que el atacante bajase al piso inferior, donde había otra persona que con toda probabilidad sería atacada…
Independientemente de la reacción del usuario, activamos un mecanismo que simulaba un viaje en el tiempo y volvía a situarlos antes de la situación violenta. Podían verse y escucharse a si mismos en el pasado, y podían interactuar con el escenario. Sabiendo lo que iba a ocurrir, debían decidir si intervenían y sacrificaban a la persona del piso inferior para salvar a las 5 de arriba.
Una de las premisas era que los participantes sintieran que habían viajado en el tiempo, por lo que diseñamos una condición similar, pero donde no se viajaba en el tiempo sino que se volvía a empezar desde cero. Los resultados fueron complejos porque era un trabajo experimental, pionero en tratar la reacción de participantes en un escenario de viajes en el tiempo. Sin embargo, pudimos concluir que los usuarios sí sintieron que viajaron atrás en el tiempo dada una serie de condiciones.
Si es tan poderosa la RV, ¿puede en algunos casos suponer un peligro?
Hay peligros. Como en cualquier tecnología, se puede usar para fines de cualquier tipo, positivos y negativos. Como hemos visto, no sólo tiene los peligros evidentes de tener un objeto justo delante de los ojos, sino que va más allá. Se puede modificar el comportamiento de las personas, tratar con los miedos y las fobias, e incluso insertar mensajes al subconsciente. Y por supuesto, volverá a haber debate sobre la violencia en este medio. Dado el salto cualitativo de inmersión y de poder manipular los instintos, cabe preguntarse otra vez si experiencias violentas dentro de la RV pueden incitar a la gente a comportarse de la misma manera en el mundo real.
Personalmente creo que los aspectos positivos son demasiado claros como para cerrarle la puerta a la RV, pero sí debemos, como sociedad, darnos cuenta de que esta es una herramienta distinta, y que debemos observar las consecuencias en los individuos. Quizás haya que modificar regulaciones para restringir algunos tipos de contenido.
Como investigador de EventLab Barcelona, has participado en varios proyectos con un equipo internacional. ¿Cómo es la experiencia de trabajar con investigadores de otros países?
Me siento un afortunado, claramente. Desde un punto de vista profesional no hay nada más enriquecedor que la diversidad. Poder contar con distintos puntos de vista y distintas maneras de trabajar te da la oportunidad de aprender mucho más. Gracias al EventLab he podido trabajar con italianos, israelís, griegos, etc, y he podido incorporar lo mejor de cada uno. Incluso he tenido la oportunidad de viajar a distintos países y ver diversos laboratorios donde se hace un trabajo fantástico. Desde el punto de vista personal es igualmente positivo, ya que al viajar puedes contar con gente local y ver cómo es la vida en cada país.
¿Crees que Barcelona es un referente para los investigadores en el campo de la RV?
Barcelona tiene el potencial de serlo, claramente. Tiene buenas universidades y laboratorios, talento y ecosistema empresarial que puede alimentarse de los resultados que se producen desde la investigación. Sin embargo, hay varios factores que le impiden ser el referente que podría ser. Los sueldos suelen ser realmente bajos, lo que hace que muchos de los investigadores con prestigio se acaben marchando. Además, la burocracia está jugando en contra, retrasando proyectos y ahuyentando potenciales investigadores. Conozco casos de primera mano en los que las trabas para ingresar en el programa del doctorado fueron tan pesadas por sus circunstancias al convalidar los títulos, que desistieron. También falta implicación de la inversión privada en la transferencia tecnológica. Hay una infinidad de proyectos de investigación, financiados con dinero público y con resultados muy esperanzadores, que están olvidados en un cajón. Una de las apuestas estratégicas de la ciudad debería ser atraer emprendedores capaces de entenderse con los investigadores, y eliminar las barreras burocráticas que sólo hacen más lenta la transferencia tecnológica.
¿Cómo crees que será en un futuro la relación entre la neurociencia y la RV?
En mi opinión hay dos caminos. Uno estará enfocado en abrir puertas y descubrir nuevas posibilidades con respecto al comportamiento humano. El otro estará dirigido a combinar técnicas, como medir señales cerebrales en respuesta a estímulos dentro de un mundo virtual o buscar la reacción humana a la inteligencia artificial. Personalmente, creo que este último camino es sumamente interesante, ya que combina distintas disciplinas y tiene un enorme potencial.
¿Nos puedes hablar de tus proyectos futuros?
Ahora mismo estoy estudiando un MBA en ESADE, ya que en el futuro me gustaría emprender proyectos relacionados con la RV. Una de mis ilusiones sería combinar el deporte con la RV, pero hay varias dificultades técnicas que no están resueltas. En general, quiero dedicarme a cubrir el tramo que considero que falta respecto a la transferencia tecnológica entre la investigación y los productos y servicios comerciales.
¿Qué consejo darías a los actuales estudiantes que quieran, en un futuro, desarrollar su investigación en el campo de la RV?
El primero y más básico es no dejarse intimidar por la tecnología. Existen una infinidad de herramientas que facilitan el desarrollo de aplicaciones, y cada día se vuelve más asequible. La contrapartida es que hay que saber reciclarse y mantenerse al día. El segundo consejo es que hagan un ejercicio de reflexión para descubrir su pasión. Hay muchos campos donde se puede aplicar la RV y que no son evidentes. La psicología es un buen ejemplo, ya que no es obvio juntar los dos conceptos. El tercero es que inviertan tiempo en averiguar cuál es el lugar adecuado, ya que muy probablemente vayan a necesitar un equipo multidisciplinar, donde poder colaborar con otros compañeros sea fundamental.
Algunas publicaciones de Rodrigo Pizarro:
- AMS modeling of controlled switch for design optimization of capacitive vibration energy harvester
- A method for generating an illusion of backwards time travel using immersive virtual reality—an exploratory study
- Conversations between self and self as Sigmund Freud—A virtual body ownership paradigm for self counselling
- Artículo en el diario El Mundo sobre el trabajo de Rodrigo Pizarro
Cita recomendada: MOSAIC. Entrevista a Rodrigo Pizarro, investigador de EventLab. Mosaic [en línea], junio 2017, no. 150. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n150.1825.
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