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Construir la democracia del futuro

El pasado 31 de mayo tuvo lugar el debate organizado por el PEMB ¿Quién trabajará? ¿Personas o Robots? dentro del marco #LaMetro. El foco principal era indagar en los cambios que está comportando actualmente los avances tecnológicos en nuestra manera de trabajar. Conxi Perez, ingeniera informática, hizo énfasis en la importancia que tiene la evolución tecnológica dentro de los modelos de trabajo, afirmando que tecnologías como la Big Data o la inteligencia artificial plantean dentro de 5-10 años un escenario totalmente diferente donde, por poner un ejemplo, la impresión 3D llegará a construir casas.

Estos avances no sólo comportan cambios en el lugar de trabajo sino que agrava el choque de generaciones, según afirma Conxi Perez, hay que plantear una nueva colectividad donde podamos aprender los unos de los otros y donde la tecnología sirva a la hora de trabajar para darnos más tiempo libre. En contraste, Gabriel Fernández, afirma que uno de los mayores peligros no es la desaparición de puestos de trabajo sino la concentración de poder, porque los cambios sociales pedirán no sólo una nueva cultura del trabajo sino también una nueva cultura como consumidores, centrada en la experiencia más que en el consumo de bienes o la propiedad.

De esta manera, el debate desemboca en cómo hacer de los avances tecnológicos una herramienta de cohesión social, respeto a este tema salieron conceptos como la democracia, la cual empieza a abrir frentes en el ámbito tecnológico con ejemplos como la iniciativa de MediaLab Prado en Madrid Inteligencia colectiva para la democracia , un proyecto multidisciplinar que reúne a 10 equipos para crear prototipos que activen la inteligencia colectiva, mejoren la democracia y aumenten el compromiso ciudadano.

El interés por pensar los futuros posibles de la mano de la tecnología se ve reflejado también en el segundo Encuentro Postfutura – microutopías, donde el objetivo central es exponer proyectos y personas con mirada al futuro (cercano, lejano) y conectarnos todas aquellas personas que tengan interés en el (los) futuro(s), ya sean profesionales de la consultoría, el diseño o la tecnología, así como activistas, escritores de ficción especulativa.

Delante de los avances tecnológicos y los cambios sociales que estos comportan la solución parece ir encaminada al trabajo colectivo y multidisciplinar donde puedan convivir ideas tanto del ámbito humanístico como tecnológico, una buena ocasión quizás para resolver lo que Carolina Costa considera la conclusión final del debate: admitir que nos necesitamos.

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