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Moda antivigilancia y sistemas de reconocimiento facial

En el pasado Congreso de Hackers de Hamburgo, Adam Harvey, en una de las ponencias con más asistentes, analizaba la historia y el comportamiento de los sistemas de reconocimiento facial para hackearlos con estilo y eficacia.

La historia de la visión artificial o visión por computador que cuenta Harvey empieza en enero 1963 pero no se convierte en proyecto hasta 1969, cuando tres japoneses empiezan a detectar rostros humanos usando sus siluetas.

Durante los años 90, con la llegada de Feret, un proyecto del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, todo cambia. Este proyecto, estaba diseñado para adquirir, procesar, analizar e identificar rasgos faciales y en él trabajaron los mejores laboratorios de la época como el MIT y la Universidad de California, que desarrollaron sistemas de reconocimiento facial a partir de fotos; la Analytic Science Company (TASC), a partir de vídeo. La base de datos que generaron entre todos no llegaba a las 8.000 imágenes, muy lejos de los 1.790 millones de usuarios que alimentan la de Facebook cada minuto del día.

En 2001 llega un algoritmo llamado Viola-Jones y que supuso un gran avance. Su particularidad es que fue el primer sistema lo suficientemente barato para ser escalable, lo suficientemente preciso para merecer la pena y lo suficientemente ligero para integrarse en artefactos ligeros. Esta es la tecnología que lleva la visión artificial a la calle, los establecimientos, aeropuertos y portátiles. Se puede integrar en una cámara y funciona a tiempo real.

Aunque han pasado 15 años desde su estreno, Viola-Jones sigue siendo  el sistema de reconocimiento facial por defecto en programas de proceso de imagen como OpenCV. Este el sistema que Harvey ha investigado hasta encontrar sus puntos débiles y usarlos contra él.

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