Universitat Oberta de Catalunya

Visualización y conocimiento. Una breve invitación a la infografía

Comencemos con un reto: eche un vistazo a la siguiente tabla Excel y dígame en qué región de Estados Unidos de las diez mostradas se registró históricamente la tasa de paro más alta.

“Menudo reto”, estará pensando. Con seguridad no le ha llevado ni cinco segundos resolverlo: Alabama alcanzó un 14,4% en algún momento de la historia (fue en 1982). Felicidades por su buen ojo. Pasemos a la siguiente prueba.

¿Preparado/a?

Liste los dos estados en los que la tasa de paro en diciembre de 2008 está más cerca de su máximo histórico que de su mínimo.

Comienzan los problemas: estoy forzando las capacidades de su cerebro más allá de sus límites. Le estoy obligando a leer una serie de números y nombres, memorizarlos, compararlos los unos a los otros y luego crear un modelo mental en el que se representen las proporciones relativas entre muchas cifras. Una tarea fuera del alcance de la mayor parte de los mortales. Un cerebro normal no puede guardar simultáneamente más de seis o siete items en la memoria a corto plazo (nuestra RAM biológica) sin empezar a echar chispas.

Pero ¿qué ocurre si transformamos los datos en una sencilla gráfica? Éste podría ser un borrador del resultado:

Es obvio que el trabajo de comparar se vuelve más sencillo. California y Florida están cerca de batir un récord.

La gráfica funciona mejor que una simple tabla porque lo que estoy haciendo cuando doy forma visual a los datos es crear una herramienta que sirve para acelerar –y hasta sustituír– los procesos que el cerebro sigue para cumplir sus objetivos (esto es: descubrir quién está más cerca de su máximo histórico). La infografía puede extender nuestra cognición, de la misma forma que un ordenador es un almacén en el que volcamos parte de nuestra memoria para dedicar nuestros preciosos y escasos recursos mentales a tareas de mayor importancia. La historia del progreso humano es, en parte, la historia de los artefactos físicos y conceptuales que nos libran de tareas que consumen tiempo de procesamiento. Espero que este breve artículo le convenza de que la infografía es uno de esos artefactos, tal vez de los más importantes para el futuro del conocimiento.

Qué es infografía

La infografía (“visualización de información”) consiste en la representación de datos y hechos por medio de diagramas y esquemas. Es una profesión multidisciplinar, puesto que en ella se unen herramientas y técnicas prestadas por áreas diversas: estamos ante un trabajo infográfico cuando en un diario vemos un mapa de localización, una gráfica de barras o una ilustración en la que se realiza un corte sobre un edificio para mostrar detalles de su interior; la infografía bebe del periodismo, la cartografía, el diseño gráfico y de otras profesiones menos conocidas por el gran público, como la visualización científica. No entraré en detalles sobre ellas para preservar el carácter no-técnico de este texto [1].

Figura 3: National Geographic. 50 años de exploración espacial.

Es importante, sin embargo, desmentir algunas ideas antes de continuar.

En primer lugar, una gran cantidad de periodistas y lectores piensa que para poder dedicarse a la infografía es necesario saber dibujar. Cierto es que si uno quiere crear grandes despliegues al estilo National Geographic (donde el equipo es mayoritariamente de origen español e hispanoamericano, por cierto), las buenas dotes plásticas son imprescindibles (Fig. 3). Pero no lo son para diseñar los tipos más simples de infografías (y bastantes de las modalidades más complejas si se tienen ciertos conocimientos de software y un poco de ojo para la estructura, la tipografía y el color). Es posible producir excelentes mapas y gráficas estadísticas incluso si uno es incapaz de esbozar una vaca sin que parezca un perro.

Motivo por el que aclaro esto: el hecho de considerar que la infografía es una disciplina esencialmente “artística” impide que más gente se involucre en su elaboración, cuando se trata de una herramienta al alcance de todos, fundamental para comunicar cierto tipo de contenidos. ¿Es usted capaz de explicar a un grupo de amigos cómo llegar a su casa usando una servilleta de papel y un bolígrafo? ¿Cuando estudiaba en la universidad organizaba los contenidos de un futuro examen en un esquema-resumen? Entonces está capacitado para, como mínimo, planear un gráfico explicativo. Un dato: grosso modo, sólo uno de cada cinco estudiantes que acuden a mis clases en Carolina del Norte tiene formación artística. Aun así, al terminar el semestre, la mayoría de ellos sabe “infografar”.

Figura 4: Ejemplo de proyecto de fin de curso. Ver más en: http://www.albertocairo.com/jomc/projects/index_projects.html

El segundo desmentido tiene que ver con la propia palabra “infografía”. Si uno la busca en el diccionario de la RAE o en Google, da la impresión de que tiene algo que ver con la aplicación de la computación para la codificación gráfica de datos. En la definición que uso en este artículo la infografía no depende de los ordenadores. En la tradición infográfica periodística se considera a Leonardo da Vinci el gran precursor de la infografía moderna, aunque no existan evidencias de que el genio renacentista fuese un hooligan del Photoshop.

Figura 5: Detalle de los libros de notas de Leonardo da Vinci, llenos de maravillosas infografías.

Terminadas las aclaraciones, veamos cuáles son los principios básicos que uno debe seguir para crear un buen gráfico. Me centraré en la infografía periodística, la publicada en diarios y revistas, por ser el área que mejor conozco, aunque todo lo escrito sea aplicable a otros tipos de presentaciones.

Las tres etapas

Mi método personal para la creación de proyectos infográficos es bien simple. Consiste en tres etapas: recogida de información, planeamiento y arte final.

En primer lugar, para poder explicar cualquier tema a los lectores, es necesario primero empaparse de él. La infografía es un trabajo de síntesis comunicativa, lo que implica filtración, resumen y organización de datos con el fin de que una audiencia determinada pueda aprehenderlos con eficiencia. Si el propio autor de un gráfico no entiende lo que va a presentar a sus lectores, difícilmente va a tener éxito.

Por desgracia, ésa es precisamente la situación en muchos medios de comunicación: muchos departamentos de infografía están constituidos únicamente por diseñadores gráficos que se preocupan poco por el contenido y demasiado por el atractivo visual de sus trabajos. Son más ilustradores que comunicadores. Un buen departamento de infografía debe estar integrado tanto por periodistas como por artistas (además de contar con alguien con algún conocimiento de cartografía y estadística, si el presupuesto lo permite). Sin un buen equilibrio entre esos perfiles, la calidad suele resentirse.

Organización, planeamiento y arte final

Una vez toda la información ha sido entendida, es necesario organizarla de manera rápida, “visualizar” cómo se estructurará su disposición sobre la página o cómo se secuenciará la acción en el caso de un infográfico animado. En la figura 6 se ven dos esbozos y el resultado final de un gráfico para la revista Época (Editora Globo), el segundo semanario de información general más importante de Brasil, para el que he trabajado en ocasiones como consultor [2].

Figura 6: Cómo ciertos productos químicos afectan al funcionamiento de las neuronas en el cerebro.

Es durante la planificación cuando se escoge el tipo (o tipos) de recursos gráficos que se adaptan mejor a la naturaleza de la historia. Mi regla para esta decisión es que la forma depende de la función: si el objetivo del gráfico es facilitar la comparación entre cifras, diseña una comparación (ergo, una gráfica de barras, o similar); si el objetivo es que el lector identifique las localizaciones de ciertos fenómenos, usa un mapa; si el objetivo es mostrar un proceso, planea una secuencia de ilustraciones explicativas. Es sorprendente ver cuántas veces se olvida esta regla tan obvia en la prensa.

Otra norma muy personal: cuanto más compleja sea la información, más simple debe ser el estilo usado para representarla. Por ejemplo, si debemos explicar algo tan enrevesado como la teoría de la relatividad o la mecánica cuántica, es inadecuado añadir una gran cantidad de efectos especiales, objetos en 3D hiperrealistas, luces, sombras, etc. Es mejor optar por un estilo neutro y desnudo, basado en imágenes simples y líneas de color. Comprender cómo usar la abstracción en nuestro favor es crucial.

Y es que en infografía es mejor mostrar sólo lo fundamental, simplificar la representación de la realidad para que aquellos detalles cruciales para la comprensión de la historia destaquen sobre el fondo. Piense en este principio aplicado a los mapas de carreteras: en ellos no se incluyen todos los accidentes de terreno existentes, dado que ello haría que fuesen ilegibles. La mayor parte de ellos son eliminados, mientras que las carreteras se dibujan con líneas gruesas y de colores dominantes. Pura jerarquía.

Figura 7: Mapa del Metro de Londres de 1926 (arriba) frente al diseño de Henry Beck publicado en 1933 (abajo).

Por no hablar de los mapas de redes de metro. ¿Son representaciones realistas de las líneas? Por supuesto que no. Casi todos los mapas de suburbano del mundo copian un diseño creado por el ingeniero Henry Beck en 1933 para el Metro de Londres (Fig. 7b), en el que se estilizaba hasta el extremo la forma de las líneas. Su función no era ser un modelo a escala del trazado real, que era lo que los planos pre-Beck intentaban (Fig. 7a), sino permitir que el usuario fuese capaz de ver cómo llegar a su destino y dónde cambiar de línea, en caso de precisarlo. Por si fuera poco, esta magistral solución es escalable (siempre se pueden insertar nuevas paradas entre dos ya existentes, y expandir el mapa, sin que por ello se destruya su integridad). También facilita su impresión en tamaños pequeños sin perder legibilidad.

Infografía en la Web

Algunos gráficos presentan. Otros presentan y facilitan la exploración, permitiendo que el lector cree su propio orden de lectura. Es éste un principio que se aplica en infografía desde hace tiempo: muchas representaciones estadísticas multivariantes y mapas de datos complejos no tienen un único punto de entrada. Cada lector se centrará en aquella parte del gráfico que más le interesa.

La infografía en Internet expande esta idea. El lector ya no es considerado receptor pasivo, sino que en muchos casos se enfrenta a opciones de personalización de los contenidos. En un mapa sobre resultados electorales online es correcto mostrar primero los datos generales, para luego permitir que cada usuario profundice en la información de la manera que le parezca más oportuna, descendiendo al nivel de provincias o municipios, o comparando el desempeño de uno de los contendientes en dos o más localidades. En Internet, el infografista deja de ser únicamente el periodista que filtra y organiza la información para hacerla comprensible. Es algo más: el desarrollador que crea las herramientas de software para que cada lector explore sus propios escenarios personalizados.

Los ejemplos que ilustran esta tendencia son cada vez más comunes en la Red. Más allá del mundo del periodismo, Google Maps se ha convertido en el estándar para vincular cualquier fenómeno a su localización sobre el terreno: desde los mejores restaurantes en mi ciudad, hasta los casos confirmados de gripe porcina hasta la fecha. (Por cierto que, en el colmo de la autorreferencialidad, Chiqui Esteban, en su blog Infografistas, programó Google Maps para mostrar todos los departamentos de infografía del mundo).

Figura 8: http://www.nytimes.com/interactive/2009/03/10/us/20090310-immigration-explorer.html

The New York Times es en estos momentos el líder en el desarrollo de esta nueva especie de infografía online hiper-personalizable. En un reciente mapa sobre la inmigración en Estados Unidos (Fig. 8), las opciones son innumerables: no sólo es posible escoger las nacionalidades de origen de los inmigrantes y obtener un retrato de su distribución por los estados de la unión, sino que también se puede navegar a través de los años para percibir cómo los patrones de concentración en diversas áreas han cambiado. Una herramienta de zoom facilita la exploración de las zonas más próximas a cada lector. En mi caso, pasé una considerable cantidad de tiempo analizando los condados de Carolina del Norte más próximos a donde yo vivo.

Por entrar en territorios más lúdicos, Discovery.com incluye en su Web numerosas aplicaciones que combinan el lenguaje infográfico con notables influencias procedentes del mundo del videojuego, como el simulador titulado Volcano Explorer (Fig. 9), diseñado por Swarm Interactive. El mensaje a los lectores: aprenda primero qué es y cómo funciona un volcán para luego desencadenar una erupción customizada [3].

Figura 9: http://dsc.discovery.com/convergence/pompeii/interactive/interactive.html

El futuro de la infografía

Un puñado de autores apuntó hace ya tiempo que es inevitable que la visualización de información se vuelva ubicua. Está ocurriendo en estos momentos: tablas, gráficas, mapas, diagramas, organigramas, proliferan gracias a la creciente facilidad de uso del software especializado, al nacimiento de una nueva generación de aplicaciones de uso libre (ManyEyes es la que ha provocado más ruido últimamente, aunque existen muchas otras, entre las que no podía faltar una de la omnipresente Google) y al aumento de la educación visual de un núcleo de lectores/usuarios en constante expansión.

Se trata de un proceso de democratización lento pero imparable; consecuencia –en parte– de la naturaleza de nuestro tiempo, en el que la cantidad de información en bruto disponible se ha tornado masiva, por lo que la búsqueda de nuevos filtros y formas de organizarla es ineludible, dado que no toda ella puede ser codificada en forma de texto, vídeo y audio. En el presente multimedia, a cada tipo de historia le corresponde un lenguaje, y sólo la combinación adecuada de recursos puede conducirnos a presentaciones eficaces. Así que ahí va mi consejo: si de verdad está interesado en convertirse en comunicador en esta era de lectores-creadores, tome un lápiz y un papel y déle una oportunidad a la infografía. La mejor forma de comenzar es probando. Siga las instrucciones y mucha suerte:

Referencias

[1] Infografía 2.0: Visualización interactiva de información en prensa, contiene una discusión más detallada sobre las áreas mencionadas. Más información en:
http://albertocairo.com/infografia/noticias/2008/infografia20.html

Y, aunque ya tienen sus años, algunas de las ideas contenidas en este documento todavía son aprovechables:
http://www.puntodepartida.com/albertocairo/libro.zip

[2] Ver también http://albertocairo.com/imagenes/articledinosaur.pdf y http://colunas.epoca.globo.com/fazcaber/2009/05/12/consultor-internacional-da-dicas-de-infografia/

[3] Profundizo más en las posibilidades de la infografía periodística interactiva en este artículo: http://albertocairo.com/imagenes/2008/articulos/articulomalofiej.pdf


Cita recomendada: CAIRO, Alberto. Visualización y conocimiento. Una breve invitación a la infografía. Mosaic [en línea], junio 2009, no. 71. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n71.0906.

Acerca del autor

Alberto Cairo es consultor independiente y profesor distinguido James H. Schumaker de infografía y periodismo multimedia en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Entre 2000 y 2005 fue jefe de infografía en elmundo.es/. Durante esos años, su departamento ganó más premios internacionales que ningún otro en el mundo. Es autor del libro Infografía 2.0: Visualización interactiva de información en prensa. Ha impartido seminarios y servido como asesor en cerca de veinte países. Más información en www.visualopolis.com y www.albertocairo.com.