Un espacio donde conocerse, presentarse, compartir gustos y aficiones… ese es el significado de las redes sociales para los más jóvenes. En ellas, aprenden habilidades, destrezas y saberes básicos necesarios para desarrollarse como ser humano competente. Esa es una de las conclusiones del estudio “El uso de las TIC y la brecha digital entre adultos y adolescentes. Encuentros y (des)encuentros en la familia y en la escuela”, llevado a cabo por investigadores de varias universidades, entre ellos, el profesor Daniel Aranda, de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
Según este estudio, los chicos y chicas no tienen un don especial en cuanto a habilidades tecnológicas (no han nacido enseñados), sencillamente han crecido en un entorno digital. Su capacidad de aprendizaje es notable sobre todo desde el punto de vista instrumental orientado a la sociabilidad, la relación y la identidad en contextos de ocio.
Lejos de esta situación se encuentran los adultos o los aquí llamados “inmigrantes” digitales. La llegada del mundo digital les ha pillado en otra fase de su ciclo vital, motivo por el cual existe un desencuentro generacional respecto con los más jóvenes. Así pues, la brecha digital no es la causa única ni principal que promueve unos usos o conocimientos tecnológicos diferenciados, sino que esta brecha es un aspecto más de la diferencia generacional que se establece entre jóvenes y adultos de una manera cíclica y constante a lo largo de generaciones.