Al igual que jumping o puenting, podría parecernos que streaming se acerca más en significado a un deporte de riesgo que a lo que realmente encierra. Si bien su última finalidad sí posee algunos de estos elementos, veamos su por qué existencial.
La dulce e inquietante espera
La primitiva forma de transmisión de información al usuario en internet presupone siempre que la información es transmitida hasta quien la solicita, y éste no puede visualizarla hasta que se encuentre por completo en su ordenador.
A medida que las primeras páginas de texto dieron paso a los gráficos, la cosa se iba complicando, puesto que las esperas se acrecentaron. La inclusión de archivos gráficos en formato jpg que iban apareciendo gradualmente hicieron más grata la espera, imaginándonos la apariencia final que podían tener las informaciones que llegaban hasta nuestro ordenador en forma de grandes píxels de colores.
Todo se ha ido disparando en tecnología y capacidad. La transmisión de vídeo, música, animaciones, juegos y películas interactivas han dado paso a un nuevo entorno, con el aliciente comercial de fondo. La evolución en el terreno de las comunicaciones, en cambio, parece sufrir una gran demora evolutiva en cuanto a las velocidades de transmisión de la información.
En este aspecto multimedia, Internet parece haber topado con su talón de Aquiles, con el obstáculo de las esperas consiguientes para visualizar, por ejemplo, un archivo de 5 MB de espacio que reproducen 2 minutos de vídeo y pueden suponer hasta 15 minutos de espera para su descarga (suponiendo que no se corte la conexión a medias).
La solución a este problema de espera pasa por el streaming, consistente en la reproducción del archivo de vídeo o música a medida que va llegando a nuestro ordenador y sin necesidad de tener el archivo en su totalidad para comenzar su escucha o visionado.
Fue Real Networks, en Seattle, allá por el 1995 cuando lanzó su primera versión de Real Player. La tecnología supuso una revolución en la transmisión de “pesados” archivos multimedia.
Pueden resumirse dos grandes aplicaciones a la técnica:
- La retransmisión en directo de eventos (televisión y radio en directo)
- El streaming a la carta (posibilidad de escoger qué ver o escuchar y cuándo verlo o escucharlo)
La batalla tecnológica
La miniaturización también llega a internet. Cada vez las técnicas son mayores y permiten mayor calidad en menor espacio, si bien la imagen en movimiento, aún ofreciendo ya técnicas de compresión a través de codecs novedosos; calidad y tamaño cada vez mejores, no puede compararse todavía a la calidad VHS con módems de 56 Kbps. Otro caso será el sonido, en el que se ha avanzado sobremanera en compresión y calidad (si bien los mismos detractores legales de la utilización del formato MP3 vuelven a la carga con un impuesto maquiavélico a los CD-R vírgenes a los que quieren aplicar los mismos impuestos que ya aplican a las cintas VHS y de cassette, con 40 pesetas por unidad).
El ancho de banda, ¡el eterno problema!
Ya está comprobada y experimentada la eficacia y calidad de las descargas de archivos de vídeo, clips promocionales, trailers de películas y canciones por streaming en conexiones de tipo RDSI, ADSL o cable, en donde los resultados, si bien no son espectaculares como para compararlos al DVD, ya alcanzan una calidad de recepción inesperada hace un año y medio.
La batalla empresarial
Básicamente , las dos empresas que más fuerte han apostado por este tipo de tecnología de transmisión han sido Real Network, con el programa Real Player y la empresa Apple con Quicktime. También tenemos a Microsoft, con su tecnología Media Player. Básicamente son las dos primeras quienes se comen el gran pastel del mercado con soporte total de los grandes navegadores Explorer y Netscape y la gratuidad de descarga de sus reproductores.
Si bien la comparación de calidad de imagen y sonido entre Real y Quicktime será un vergel complicado y subjetivo en tratamiento, es indudable que tanto en desarrollo de empresa, soporte comparativo, posibilidad de expansión, programación, manejabilidad, integración en web, variedad de formatos y codecs e instalación de propio servidor, Quicktime ha sido el que se ha llevado el gato al agua con diferencia ante sus lejanos competidores comerciales.
El futuro
Cuando uno tiene ocasión de manipular ordenadores cercanos a un servidor, situado en grandes empresas, y tiene la ocasión de ver archivos de streaming a 200 y 300 Kb reales, visualizando películas en directo a través de la red, sabe con certeza que la tecnología es la adecuada, y mientras los esfuerzos por parte empresarial en mejorar las técnicas en estos aspectos llegan hasta límites exagerados, otras grandes empresas, antiguos monopolios, no ponen el mismo hincapié en la máxima calidad del servicio que cobran. Cuando los anchos de banda dejen de ser un problema tan crucial y manejemos con asiduidad velocidades de entre 50 y 100 Kb con cierta soltura y sin tropiezos, el imperio del clip multimedia por HTML desembarcará con toda la fuerza que técnicamente ya posee y que direcciones como movieflix y otras verán sus intenciones plenamente cumplidas.
Cita recomendada: POVEDA, Jordi. Streaming, ese raro término. Mosaic [en línea], enero 2002, no. 2. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n2.0203.