Universitat Oberta de Catalunya

Hacia la libertad del conocimiento… ¿llegaremos?

La sorprendente noticia sobre la publicación gratuita en Internet de los cursos que el Massachussets Institute of Technology (MIT) imparte en su prestigioso campus ha dado pie a numerosas interpretaciones. Una interesante reflexión sobre las posibles causas y consecuencias de esta nueva estrategia adoptada por los directivos del MIT puede leerse en un artículo de Alfons Cornella en Extra-Net. Pero lo que aquí interesa destacar es la aportación que todo este contenido gratuito y de calidad puede significar para la libertad del conocimiento en la red.

La historia reciente de los medios de comunicación, ahora denominados tradicionales, nos ha enseñado que las expectativas de libertad personal y social que un nuevo medio es capaz de generar durante su infancia, suelen quedar reducidas a una mínima expresión en las posteriores fases de consolidación y madurez del medio. Pero la fuerza que estas expectativas tienen para generar nuevos proyectos e ideas que cuestionan el status quo imperante es tan enriquecedora e irreverente que no puede ser ignorada.

La libertad del conocimiento en la red es una de las ideas que cada día tiene más simpatizantes, y su materialización más relevante se ha producido en un sector estratégico de la economía: el del software. El fenómeno del software libre es un hecho, su viabilidad ha quedado probada por empresas como Red Hat que cotizan en bolsa, y el futuro de éste “movimiento” parece muy prometedor tanto por la cantidad de programadores que hay implicados en su desarrollo como por el número creciente de empresas del sector que están lanzando productos que corren bajo Linux (Corel, Adobe, Apple) o que abren el código fuente de alguno de sus programas (Netscape, Oracle), aunque este último caso es menos frecuente.

Es obvio que la naturaleza de una empresa no es altruista, y todas las empresas que se apuntan al carro del software libre tienen su estrategia empresarial muy clara. Tampoco son exclusivamente altruistas los intereses de todos los desarrolladores que participan en los diferentes proyectos de software libre que hay en marcha: muchos practican la llamada “cooperación egoísta” en busca de popularidad, prestigio…

El software libre no es un fenómeno nuevo; lo que sí es novedoso es el modelo cooperativo de producción en red (el llamado modelo bazar) y la nutrida comunidad de programadores que gracias a la popularización de los ordenadores personales y a la expansión de Internet colaboran con su trabajo al éxito del fenómeno.

Una historia corta

Cuando IBM y otros fabricantes empezaron a comercializar los primeros ordenadores personales, en los sesenta, el software era libre. El código fuente de los programas era público, de manera que los desarrolladores podían modificarlo y redistribuirlo. A principios de los ochenta es cuando se impone con fuerza el modelo de software propietario, hasta el punto que se ha llegado a presentar como el único modelo posible.

La privatización del software molestó a algunos desarrolladores y, con Richard Stallman a la cabeza (programador en el Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT), nace en 1985 la Free Software Foundation (FSF) y el Proyecto GNU. El objetivo del proyecto GNU era construir un sistema operativo completo y libre. Para asegurarse de que el software producido por GNU continuara libre y, para promover la producción de más software libre, la Free Software Foundation ideó la Licencia Pública General (GPL, General Public License) en la que se basa el actual movimiento del software libre.

En los años 80 y principios de los 90 el software de código abierto continúa su andadura. La red USENET e Internet permitieron la creación y coordinación de comunidades de desarrolladores en numerosos países, que poco a poco fueron integrando gran parte del software libre existente. El resultado fue la construcción de un casi completo entorno de trabajo en UNIX que utilizaba sólo software libre.

Y le tocó el turno a Linux, más exactamente a Linus Torvalds, el estudiante finlandés que escribió el primer kernel o núcleo del sistema de Linux. Pronto surgen cientos de colaboradores para mejorar el kernel de Linux y añadir utilidades al conjunto GNU/Linux, que en el año 2000 ya contaba con 20 millones de usuarios.

Linux es el ejemplo más conocido de software libre. Otro caso espectacular que confirma la buena salud de este fenómeno es la utilización del software Apache en la mayoría de servidores web de Internet. Existen dos proyectos que hay que seguir de cerca: GNOME y KDE. Ambos proyectos están muy avanzados y su objetivo es desarrollar aplicaciones de software libre para que los usuarios del entorno Linux dispongan de herramientas equivalentes en sus prestaciones a las del entorno Windows, es decir, están destinados a un público menos especializado.

Ventajas del software libre

La ventaja más conocida es la gratuidad del software libre. Pero además, el software libre otorga al usuario final una serie de libertades que no tiene con el software propietario:

  • La libertad de utilizar el software como le plazca en tantos ordenadores como desee.
  • La libertad de modificar el software para ajustarlo a sus necesidades. La posibilidad de modificar el código fuente permite localizar errores y corregirlos, así como adecuar el software a necesidades muy concretas y tenerlo siempre actualizado (pues todas las novedades interesantes pueden integrarse en cualquier momento).
  • La libertad de redistribuir el software a tantos usuarios como se quiera.
  • El libre acceso al código fuente para todos los usuarios.
  • Todas estas libertades se pueden ejercer o no, el hecho de que existan no implica su obligado cumplimiento.

Nuevos modelos de negocio

La principal crítica hacia el software libre es la desaparición de los beneficios económicos en el sector del software. Este miedo pierde fuerza cada día que pasa porque se están creando nuevos modelos económicos con el software libre como eje central. A grandes rasgos se pueden diferenciar cuatro grupos:

  • Las empresas que desarrollan software libre con el capital de organizaciones externas con las que pueden o no tener una estrecha vinculación.
  • Aquellas empresas que desarrollan o actualizan software libre para vender productos o servicios directamente relacionados con este software.
  • Las empresas que desarrollan un determinado software para uso interno y deciden abrir el código para depurar los posibles fallos. Más tarde intentarán comercializarlo o no.
  • Los individuos o grupos que desarrollan software libre sin aportación de capital y que trabajan en red con otros entusiastas del proyecto.

El mercado actual

Hoy en día existen muchos productos en el mercado que pueden parecer software libre pero no lo son. Para esclarecer mínimamente el panorama actual la primera diferenciación que debe hacerse es entre el software libre, cuyas características ya se han comentado, y el software propietario pero gratuito. Un buen ejemplo de este último caso es la suite para oficina de Sun Microsystems: StarOffice. Cualquier usuario puede descargarse gratuitamente este paquete de ofimática, pero no podrá redistribuirlo ni hacer ninguna modificación en el código porque el software es propiedad de Sun.

Otra práctica que comienza a ser habitual es la versión Linux de productos ya existentes o nuevos en el mercado. Corel, Appel o Adobe están en esta línea. Corel, además, distribuye un completo paquete de soluciones informáticas basadas en software libre. En el mismo terreno juega Red Hat y otras empresas no tan conocidas que comercializan software libre, como la europea SUSE Linux. Este negocio tiene mercado porque existen numerosas aplicaciones informáticas de código abierto entre las que se puede elegir y, por supuesto, la elección no es tarea fácil para un usuario medio.

La vitalidad y el auge del movimiento del software libre puede comprobarse en los quioscos, en la red y en las estrategias de algunas compañías informáticas. Las publicaciones mensuales dedicadas al mundo del software libre, y en especial a Linux, van en aumento; lo mismo sucede con las publicaciones electrónicas, webs, grupos de noticias y listas de distribución en la red. Lenguajes de programación tan utilizados como el PERL o el pujante Python son software libre. En cuanto a las empresas, Netscape abrió su código para conseguir un producto fiable, estable y flexible (Mozilla), Sun clonó su popular programa StarOffice para crear OpenOffice (una réplica pero con el código abierto), Oracle, el rey de las bases de datos para grandes empresas, ha abandonado su servidor propio y las últimas versiones funcionan sobre servidores Apache, y Nokia acaba de anunciar que hará público su software.

En el ámbito de la seguridad la penetración del software libre ya es una realidad. Desde hace un tiempo los servicios de espionaje y seguridad norteamericanos han estado migrando sus sistemas informáticos hacia plataformas basadas en código abierto. El motivo es la seguridad: el hecho de disponer del código fuente elimina la posibilidad de que el fabricante de software haya podido introducir en sus aplicaciones las famosas “puertas traseras”, agujeros de entrada al sistema que permiten realizar un seguimiento de lo que se hace en aquél. El gobierno alemán también ha empezado una migración hacia sistemas basados en software libre, además de recomendar a las empresas que sigan sus pasos (sobre todo si poseen información confidencial). Por último, existen diversas recomendaciones de la Unión Europea para adoptar el software libre en los sistemas informáticos públicos con el objetivo de reducir los elevados costes de las licencias (en su gran mayoría norteamericanas).

Las ONGs han adoptado rápidamente el software libre; obviamente, los pocos recursos con que suelen contar estas organizaciones son el principal motivo. Pero si los futuros programadores se educan en la universidad con sistemas de código abierto, y las empresas se ven obligadas a recortar gastos, el software libre se extenderá lenta pero imparablemente, y los resultados pueden ser espectaculares.

Todavía es pronto para que se generalice el uso del software abierto más allá de la comunidad técnica, hay que mejorar la usabilidad de las aplicaciones y crear paquetes integrados para que los usuarios no especializados se decidan a cambiar. Pero aunque la adopción masiva del software libre no se haga nunca realidad, todos los usuarios se beneficiarán de programas más estables a precios más asequibles si el movimiento del software libre conserva su salud.

Webs de interés

Para estar al día del mundo del software libre la mejor opción es consultar la publicación electrónica Barrapunto (www.barrapunto.com).

Una buena introducción al software libre está disponible en la web de Sindominio (www.sindominio.net/biblioweb/telematica/softlibre/).


Cita recomendada: FERRER, Alejandra. Hacia la libertad de conocimiento… ¿llegaremos? Mosaic [en línea], enero 2002, no. 2. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/m.n2.0205.